baúl

viernes, 26 de septiembre de 2014

Paráfrasis del tiempo

Que vengan alguien a decirte cómo va a ser tu vida y cuántos esposos vas a tener. Es mejor que no te arruinen la sorpresa. Así te toca vivir cada desgracia como algo simpático.

martes, 26 de agosto de 2014

Ojos bonitos

Sentarme en el borde del mostrador de la carnicería era un placer que mi mamá y yo compartíamos desde que tenía cinco/seis años.
El carnicero fulano sacaba un pedazo de carne rojo y lo ponía en una máquina llena e puyas. Me parecía encanador y mágico el proceso. Pero lo que más disfrutaba era ver cómo fulano desmembraba el pollo, y todo lo que salía del interior del animal. Nunca terminaba de relacionar una bandeja de pollo picado y pelado con el animal completo. Era un ejercicio de abstracción mental genial.
Fulano siempre me regalaba calcomanías que decían "POLLO", "MILANESA" o "PULPA NEGRA", y me las pegaba en el vestido. Y yo era feliz feliz.
Un día mientras desmembraba un pollo me dijo "tienes esos ojos muy bonitos niña, te los voy a sacar y los voy a poner en un frasco de adorno porque son muy bonitos". Y mi mamá se echó a reír con el fulano. Y ya no era tan feliz feliz porque ese día comencé a aprender a angustiarme.

Cuentas

Nada fácil.
Cuando en primaria colocaban sumas siempre me copiaba.
Y me daba vergüenza.
Copiaba por palitos. Es decir, no entendí el concepto de "un número tal". Para mí solo eran palitos. Me costó MUCHÍSIMO descifrar que significaba cada conjunto de palitos, como hasta 3er grado de primaria.
Para concentrarme cuento los dedos de un pie: 1, 2, 3, 4, 5. Es una sensación de alivio mundial. Lo hago durante las clases de yoga, o de danza. Con mis pies, o los pies ajenos.
Una vez mirándome el pie derecho conté 1, 2, 3, 4, 5, 6... ¿CÓMO? Y volví 1, 2, 3, 4, 5. Todo esta bien. Solo volveré a contar para asegurarme 1, 2, 3, 4, 5, 6... ¿SEIS? y zas me desperté. Angustiada. Como cuando copiaba palitos en primaria, toda incapaz y corta de la cabeza.
Hoy en día entiendo los números muy bien, y me los sé en franchute y alemán y hasta inglés. Aunque a veces se me escapan, sobretodo en la tarjeta de crédito. Ahí no hay idioma que valga.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Placeres I


El otro día mientras esperaba a un objeto volador de una ciudad a otra me eché un rato a leer. Pero ver a la gente se me hizo más interesante. Tengo el don de ver siempre a las personas en su momento más incómodo, tipo cuando se sacan un moco, se agarran la entrepierna, se huelen el sobaco, se bucean al individuo del sexo opuesto, o cosas así.
Entonces entró este muchachito intermedio en el cafetín. No era ni alto ni bajo, ni blanco ni negro, ni flaco ni gordo, cualquier cosa. Todo con la cara de nada, así serio. Era tan intermedio que ni me detuve mucho en él y me quedé viendo a una señora con blue jeans chupi chupi que se sacaba el sucio de las uñas y lo hacía bolita con los dedos.
Pero súbitamente, paseando la mirada entre las mesas, volví al chico intermedio que tenía en ese momento una empanada -muy intermedia también- entre sus manos. Pero se la estaba masticando como si fuera la cosa más orgásmica del mundo, y yo casi como si estuviera observando un acto pudoroso, volteé. No sé porque tuve esas reservas repentinas "no debes mirarlo, es su momento, no lo interrumpas". Era como si el chico intermedio estuviera en pleno acto carnal frente a todo el mundo, pero nadie lo veía. Y él ahí, todo concentrado.
Creo que por eso a la gente le gusta comer en grupos. Es para reservarse la pena de exponer públicamente su placer en soledad. Es toda una teoría. Te puede dar fastidio la compañía, pero prefieres estar agrupado a la hora de comer que masticar solo, sin compañía. ¿O no?

lunes, 13 de junio de 2011

Patafísicamente hablando


Los remolinos de carne han perdido su valor activo considerablemente. Por eso, una persona que atraviesa la vejez es como un paquete de lechugas que vence la semana que viene. Es decir, algo así que hay que comerse antes de que se pierda. Es decir, una obligación fastidiosa. Es decir, un estorbo.

Pero esta mañana la patafísica me ha iluminado, y he encontrado la última solución a esta situación, y la digestión tiene un papel FUNDAMENTAL.
Lo que pasa es que la gente envejece porque come, y cada vez que los intentinos se retuercen se van de largo uno o dos años más de juventud física producto de la descomposición dentro y del organismo.
Entonces la solución para dejar de envejecer es dejar de comer.

Puntos medios

Cuando era pequeña pensaba que dormir era el equivalente a estar muerto en vida, como darle al switch ahí un rato y ya. Esto era horrible porque esa teroría contradecía todos los puros y reales principios de la existencia de un cielo para el que tienes que ser bueno si quieres llegar.

Aunque estar dormido en verdad es el punto medio entre estar vivo y muerto. Por eso soñamos, es lo más cercano a vivir y no vivir al mismo tiempo, y nos sentimos felices -algunos eyaculan- o estamos angustiados.
Puntos medios. El pie pisando un lado de la realidad y el otro pie flotando en la irrealidad y las cosas imaginarias. Supongo que es cuestión de límites.
Desde 7mo grado escuché hablar de un tipo que se fastidiaba con los límites, el pana Freud. Tengo un amigo que me asegura que, en sus desesperación por arrejuntar los dos mundos paralelos, se inyectaba cocaína intracuticular. Entonces se le ocurrían todas las maravillosas teorías que a muchos les parece intensa y psicológicamente válida, pero eso de la validez es relativo porque al final la licencia de lo real o no esta medida por entándares sociales -éticos, morales- y metodológicos. Y entonces venían el pana Freud y recomendaba la cocaina para el desenvolvimiento social (en ciertas cantidades), y todo el mundo era feliz y resolvía sus problemas.

Entonces es válido.

El buen arte de extrañar las cosas

Toma un retrato de la sala y escóndelo. También puede funcionar con tu gato o planta favorita. Coloca en objeto en un lugar de poca frecuencia, notarás que en dos o tres días te hará falta su presencia y cuando vayas a buscarlo para verlo, te sentirás un poco más feliz.